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TEXTOS DESCRIPTIVOS:

¿Qué es la descripción?

Tradicionalmente se suele definir la descripción como una "pintura" hecha con palabras, de tal manera que una buena descripción es aquella que provoca en el receptor una impresión semejante a la sensible, con lo que mentalmente ve la realidad descrita.

El objeto o tema de la descripción puede ser cualquier elemento de la realidad: es posible describir realidades físicas (seres inanimados, personas, animales, ambientes, lugares, etc.), realidades abstractas (sentimientos, creencias, conceptos...) o incluso procesos.

Es importante considerar la actitud descriptiva, lo que nos permite distinguir entre descripciones objetivas y subjetivas. Las objetivas tienen una finalidad meramente informativas, y en ellas el emisor trata de ocultar su punto de vista personal o que éste no influya en la imagen que el receptor se forme del objeto descrito. Por el contrario, en las descripciones subjetivas el emisor pretende transmitir su propia visión personal del objeto.

 

Tipos de descripción:

Considerando la intención comunicativa, el punto de vista y la actitud del emisor, habitualmente se distinguen dos tipos de descripciones:

* La descripción científica o técnica: su finalidad es eminentemente práctica, aquella en la que se ofrecen objetiva­men­te los elementos que caracterizan un objeto o un proceso. Este tipo de descripciones suele informar sobre qué es, cómo es y cómo actúa algo. Se caracteriza por la  tendencia a la objetividad (léxico denotativo, adjetivación especificativa), precisión en la información (abundancia y minuciosidad en la presentación de datos, uso de tecnicismos) y claridad (estructura­ción lógica de las observaciones). Este tipo de descripción aparece habitualmente en textos expositivos de carácter técnico, científico, histórico, etc.

 

* La descripción literaria: intenta plasmar de forma subjetiva la visión que de un paisaje o de un objeto posee el autor, y todo ello animado por una determinada función estética. Se caracteriza por la subjetividad y la expresividad. Predomina en ella la función poética del lenguaje y su finalidad es más estética que práctica: lo importante no es la información que transmite, sino la expresión subjetiva de lo descrito y el efecto que la imagen pueda causar en el receptor.

 

 

El proceso descriptivo:

En el proceso descriptivo se distinguen cuatro pasos:

* La observación del objeto,

* La selección de los rasgos significativos,

* La ordenación de los rasgos observados,

* La expresión.

EJEMPLOS DE TEXTOS DESCRIPTIVOS:

TEXTO 1:

Paco Montegrifo era de esos tipos que dejan los calcetines negros para chóferes y camareros y se deciden, desde que tienen uso de razón, por los de color azul marino muy oscuro. Vestía de un gris también oscuro e impecable, y el corte de su traje a medida, con el primer botón cuidadosamente desabrochado en cada uno de los puños de la chaqueta, parecía extraído de las páginas de una revista de alta moda masculina. Camisa de cuello Winsord, corbata de seda y un pañuelo que asomaba discretamente por el bolsillo superior, definían su apariencia perfecta cuando se levantó de una butaca del vestíbulo y fue al encuentro de Julia.

Arturo Pérez Reverte, La tabla de Flandes.

TEXTO 2:

El parque estaba discretamente poblado por amas de casa que habían llevado a sus hijos a tomar el sol. Julio se fijó en Laura en seguida. Estaba sentada en un banco, entre dos señoras, con las que parecía conversar. Su rostro, y el resto de su anatomía en general, eran vulgares, pero debieron remitirle a algo antiguo, y desde luego oscuro, en lo que sintió que debía haber estado implicado. Tendría unos treinta y cinco años y llevaba una melena veteada que se rizaba en las puntas, intentando quebrar una disposición de los cabellos que evocaba en Julio alguna forma de sumisión; las ondulaciones, más que quebrar esa disposición, la acentuaban. Sus ojos, con ser normales, tenían cierta capacidad de penetración, y cuando se combinaban con los labios, en una especie de sincronía cómplice y algo malévola, lograban seducir imperceptiblemente. El resto de su cuerpo era una línea ligeramente ensanchada en las caderas, que -sin llegar a resultar desgarbada- carecía de la apariencia de efebo que tal clase de cuerpo suele evocar, especialmente si pertenece a una mujer madura.

Juan José Millás, El desorden de tu nombre.

TIPOLOGÍAS TEXTUALES

Guía para docentes

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